El portavoz del Grupo Popular Municipal, Pedro J. García Hidalgo, ha escrito una carta al alcalde para pedirle que rectifique los adjetivos que utilizó ayer en su balance del año para definir la labor de la oposición. Juan Ávila dijo que los populares conformaban “la oposición más violenta y sectaria de España”. García Hidalgo considera intolerables las palabras del alcalde y por eso le ha pedido que se retracte públicamente de estas manifestaciones.
El PP ha indicado que las expresiones de Ávila son muy graves y así lo hacen constar en su misiva. Argumentan que en un momento como este, en el que asistimos a una escalada de violencia extrema por parte de extremistas radicales, no se puede permitir la utilización de ese término para referirse a una oposición en democracia, cuando además es falso. Manifiestan que no es de recibo usar esta palabra, cuando pleno tras pleno “tenemos que guardar un minuto de silencio por las terribles muertes fruto de la violencia de género”. “Resulta insoportable que Ávila utilice ese mismo adjetivo con sus compañeros de corporación”, escriben en su carta.
Sobre el comportamiento de la oposición, Hidalgo indica en el texto que siempre han usado la palabra en todo momento, una veces con acierto y otras con menos, como el grupo de gobierno; y cita el comportamiento de algunos de los miembros del PSOE en algunos plenos y las ‘lindezas’ que le dedican a él mismo y a los demás concejales del PP.
El portavoz popular insiste en su escrito en que “somos representantes de los ciudadanos y hemos usado los instrumentos de la palabra, así como los recursos administrativos y judiciales que hemos estimado conveniente, para realizar la labor de control que es propia de la oposición”. Y continúa aventuran que probablemente Ávila hubiera preferido una oposición “pastueña y domesticada”.
La carta, que ha sido registrada hoy en el Ayuntamiento, finaliza afirmando que “llamarnos violentos es además de falso, injusto” y pidiéndole que rectifique públicamente ese adjetivo, porque de lo contrario, habrá contribuido a aumentar la tensión en la recta final de la legislatura, haciendo muy complicado cualquier negociación y acuerdo posible.