Resulta paradójico, por no calificarlo de increíble, lo que periódicamente, y llevado ya al extremo en los Plenos que mensualmente celebramos en la Diputación de Cuenca, tenemos que escuchar del portavoz socialista Joaquín González Mena. A los múltiples problemas que tras un año y medio le hemos podido diagnosticar entre los que se encuentran el desconocimiento de la provincia de Cuenca, el encanto que le produce escucharse a sí mismo mediante sus extensos discursos, su empeño en acabar con nuestro Patrimonio, su entrega a la más que continua discriminación del Gobierno de Page con Cuenca, la animadversión por los pueblos pequeños, y así un largo etcétera, tenemos que añadirle una nueva ‘virtud’: su más que evidente alergia a que al Salón de Plenos de la Diputación acuda público para ser testigo directo de lo que allí acontece.
Lejos de congratularse por que esta circunstancia se produzca, nos regala mediante un comunicado de su partido, tras el que se esconde, la inestimable perla de que los ciudadanos que acudieron el pasado miércoles a presenciar el Pleno “eran afiliados y simpatizantes del PP”. ¿Qué problema tiene González Mena con el Partido Popular y quienes lo eligen libremente para formar parte de él? ¿Qué tipo de representante tiene el socialismo en la Diputación de Cuenca, que no es capaz de ver más allá de las siglas que, a mi juicio, indignamente representa? ¿Qué pasa por ser del PP? Todo esto, suponiendo que su afirmación fuera cierta, porque, que yo sepa, allí nadie hizo gala ni apología de pertenecer a uno o a otro partido y el comportamiento del público, desde el principio al final del pleno, fue ejemplar. Y esto me lleva a una reflexión que no es otra que la de la suerte que tiene la provincia de Cuenca de no contar, como regidor de una institución como la Diputación, con una persona como González Mena, sectaria, prepotente y, a todas luces, desconectada de la realidad y de lo realmente hacen y les sucede a nuestros vecinos.
Esa película que nos intenta vender de ‘buenos y malos’ en el que él es la víctima que lucha por los débiles está ya caduca y empieza a cansarnos que únicamente se ampare en el insulto y en la sugerencia de que en esta Diputación no sólo no se hacen las cosas bien, sino que se cometen continuas irregularidades, cercanas incluso al delito. Yo me pregunto y le pregunto al “humilde portavoz” socialista como le gusta autodenominarse, ¿Qué hace que no ha acudido ya a un juzgado a denunciar lo que según su mente y percepción casi enfermiza de la realidad, está sucediendo?
Pero volvamos a los plenos y su problema con los “testigos” que acuden a ellos. Está claro que las expresiones y manifestaciones democráticas, y los hechos, no van con González Mena. Hace unos días, acudía a un pleno, como público que se celebraba en su pueblo, Arcas, del que es alcalde. No tendría por qué justificar ni explicar que tengo todo el derecho del mundo como ciudadano y diputado provincial a asistir a cualquier pleno que se celebre en nuestros municipios, máxime cuando se traten determinados asuntos de especial interés y los vecinos me requieran. Como no podía ser de otra manera, y lejos de darme la bienvenida, Mena no disimuló ni un momento su contrariedad y, no solo eso, sino que me obligó a abandonar el salón del Ayuntamiento hasta en dos ocasiones, en un paripé de lo más absurdo ¿Qué tiene que esconder en su pueblo que los ciudadanos no podemos saber? ¿Qué uso hace de los Plenos?
La verdad es que no es de extrañar esta actitud cuando se complementa con las continuas actuaciones teatrales, lo digo con el máximo respeto para los profesionales de este arte, a las que desgraciadamente acostumbra en la Diputación Provincial. A sus críticas y pataletas desproporcionadas, sin argumentos, unimos ahora la alergia a todo aquel que LIBREMENTE, simpatiza, milita o muestra su afinidad al Partido Popular. ¿Qué se puede esperar de una persona que cuestiona que otra tenga derecho a trabajar simplemente porque pertenezca a una formación política? Afortunadamente, del portavoz socialista en la Diputación no depende el futuro laboral de nuestros vecinos porque, si así fuera, tengo claro, a tenor de sus declaraciones y actitud, que lo primero que pediría a cualquier persona sería un carné, y no el DNI, sino el del PSOE.
No quiero extenderme más. Eso sí, una oferta para González Mena. A partir de hoy, para entretenerse, puede usted situarse de portero en las dependencias de la Diputación o de acomodador en el Salón de Plenos y, si así se siente más cómodo y tranquilo, pida la documentación a todas las personas que le rodeen, no vaya a tener cerca a alguien del Partido Popular que no conozca… Estamos en un país libre y democrático, donde la convivencia entre personas de distintas ideas es fundamental y un debe ser una constante de la que, los políticos, debemos dar ejemplo. ¡Felicidades por su gran talante democrático!