De “ridícula” ha tildado el vicepresidente de la Diputación de Cuenca, Julián Huete, la inversión de 81.000 euros aprobada por la Junta de Comunidades para el patrimonio de nuestra provincia a través de las ayudas para la realización de proyectos de investigación del patrimonio arqueológico y paleontológico, sobre todo si se tiene en cuenta que ésta es una de sus pocas inversiones que realiza en el patrimonio conquense.
No en vano, las ocho subvenciones aprobadas en esta convocatoria, cuya resolución se ha publicado este miércoles en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM), tienen unas cuantías que oscilan entre los 3.908,78 euros de Beteta y los casi 20.000 de Minglanilla. Cantidades a todas luces “testimoniales” hablando de las necesidades del patrimonio, ya sea arqueológico o paleontológico, y que, a su juicio, son bastante clarificadoras de la poca importancia que le otorga el Ejecutivo de García-Page al rico patrimonio conquense.
Es por ello que el vicepresidente ha instado al Gobierno castellano-manchego a que “se implique de verdad, de una vez por todas, en la conservación y puesta en valor del patrimonio de esta provincia, como así viene haciendo la Diputación conquense en los últimos siete años llegando a destinar más de veinte millones de euros; y todo ello, a pesar de que dispone de un presupuesto 120 veces inferior al de la Junta de Comunidades”.
Y es que, en su opinión, no es de recibo que las inversiones del Gobierno de García-Page en nuestro patrimonio prácticamente brillen por su ausencia y se reduzcan a convocatorias de este tipo o intervenciones muy puntuales. Tal es el caso, por ejemplo, de Beteta, al que le han concedido cerca de 4.000 euros para un estudio de la Universidad de Alcalá de Henares, mientras que la Diputación, por su parte, aprobaba recientemente la financiación de una ayuda de 20.000 euros a la Universidad de Castilla-La Mancha para una investigación sobre el patrimonio cultural de esta localidad serrana, a lo que habría que sumar los más de 190.000 euros destinados a la consolidación y rehabilitación del Castillo de Rochafía.
Pero éste no es el único ejemplo y, sin ir más lejos, se puede hablar del yacimiento de la Villa Romana de Noheda, al que le han otorgado una subvención de poco más de 11.500 euros para continuar con las excavaciones en el sureste del sector residencial; una cantidad que nada tiene que ver con el más de un millón de euros que lleva invertidos la Diputación en este yacimiento con el fin de que sea abierto al público y se constituya en motor y revulsivo de la económica de esta comarca, en particular, y de la provincia, en general.
Algo similar ocurre también en el Parque Arqueológico de Segóbriga, donde, tal y como recalca Huete, las únicas inversiones de entidad que se están acometiendo en los últimos siete años han venido de la mano de la institución provincial, que ha destinado más de medio millón de euros, mientras que las del Gobierno autonómico han brillado por su ausencia y, en el mejor de los casos, se han reducido a ayudas como la acordada en esta convocatoria de poco más de 11.500 euros para excavaciones en la necrópolis septentrional.
Para el vicepresidente, muchos más recursos patrimoniales podrían servir de ejemplo de este desapego de la Junta de Comunidades para con el patrimonio de nuestra provincia (Ercávica, Valeria, etc.), si bien sería largo de contar. Es por ello que ha vuelto a instar al Ejecutivo de García-Page a que “se tome en serio a esta provincia y, como no, a su rico y vasto patrimonio, abandonando el artificio de los continuos anuncios y pasando a los hechos, puros y duros, porque este patrimonio puede convertirse en una excelente herramienta de dinamización de la economía local generando oportunidades de riqueza y empleo en torno a un sector tan importante como es el turismo y contribuyendo al afianzamiento de la población en el territorio; al menos, así lo cree esta Diputación”.
De todos modos, en su opinión, no es de extrañar esta nula implicación del Gobierno regional, pues “constantemente desde el PSOE conquense se demuestra una animadversión continua hacia las inversiones en nuestro rico patrimonio histórico o, como prefieren denominar, en piedras ilustres”.