No puede dejar de fascinarme que entre las preocupaciones del diputado Gabriel Rufián figure Villaescusa de Haro y su relación con el Regimiento de Infantería Saboya n.º 6 (hermanamiento que, precisamente, este año 2019 celebra su cincuenta aniversario). Resulta sorprendente que al diputado le preocupe la relación entre un pequeño pueblo conquense y el regimiento pacense cuando su única pretensión política radica en un asunto tan antagónico como la independencia de Cataluña. Y si le preocupamos castellano-manchegos y extremeños más le valdría priorizar asuntos como la severa despoblación que sufrimos en la provincia de Cuenca o las deficientes infraestructuras ferroviarias de Badajoz.
He de confesar que me irrita tener que citar el nombre y apropiado apellido del portavoz de ERC por su afán wildeano de publicidad polémica y caza del titular tabernario, pero en este caso se antoja inevitable. Rufián forma parte de ese grupo de políticos tuiteros que podríamos calificar como “profesionales de la descontextualización” en tanto en cuanto poseen el don de vincular conceptos asimétricos y despojarlos de cualquier atisbo de contexto con el canalla fin de derivar reacciones tendenciosas y demagogas.
Y precisamente con esa misión, la de favorecer la contextualización de sus interrogantes, desde estas líneas invito a Gabriel Rufián a las fiestas patronales en honor al Santísimo Cristo de la Expiración de Villaescusa de Haro el próximo septiembre para que conozca de primera mano la relación humana que vincula a nuestro municipio con el citado regimiento. Y, por supuesto, que aprovechando la visita interrogue a los vecinos acerca de qué opinión les merece el hermanamiento, la actitud del Ayuntamiento al respecto y la transparencia con que se desglosan costes en el libro de fiestas anual.
Resulta llamativa, no obstante, la precisión de las cuestiones que planteó al Gobierno el pasado 25 de octubre. Desconozco si su fuente informativa proviene de algún vecino del municipio que aprovecha la coyuntura por interés político, en cuyo caso preferiría que cuestionase públicamente la amistad que liga al pueblo con el Regimiento Saboya y no a través de políticos oportunistas. Efectivamente el precio del menú de la comida de hermandad es de 38 € como dice Rufián, coste que abona de forma individual y sin excepción cada vecino, desde el alcalde hasta la médico o el párroco y desde el herrero hasta la agricultora o el electricista.
Sin embargo, demuestra desconocimiento de la realidad cuando hace referencia a la nomenclatura de la Plaza del Caudillo dado que se aprobó por unanimidad el cambio de denominación a Plaza de la Villeta en pleno celebrado el 28 de septiembre de 2017. Con independencia del origen de su imprecisa información, qué preocupante resulta que algunos políticos prioricen, desde su poltrona en el Congreso de los Diputados, este tipo de debates a los problemas reales que sufre España. Como ese senador de Compromís, Carles Mulet, que remitió solicitud al Ayuntamiento reivindicando el cambio de nomenclatura de la Plaza del Regimiento Saboya nº6 porque “fue el regimiento que ocupó el pueblo una vez finalizada la guerra civil”. Ese es el nivel de responsabilidad y rigor histórico de algunos aventurados.
Para terminar, y con el objetivo de apaciguar los desvelos nocturnos de Rufián, le informo que el viaje al que hace referencia de cuarenta vecinos a Badajoz tuvo un coste para el Ayuntamiento de Villaescusa de Haro de 550 €, cantidad inferior a su salario público estatal de tres días.