Que el socialismo español es un fracaso absoluto es un axioma, o sea, una verdad tan evidente que no necesita demostración. Que el socialismo castellano manchego ha sido una engañifa, todo el mundo empieza a saberlo: Bono lleva camino de visitar los juzgados y Barreda ha aguantado un poco en la estela del anterior, pero su estrella se ha terminado. Que el socialismo conquense es una mala copia de sus mayores, es una obviedad para cualquier observador de la vida política.
Dadas esas coordenadas, Ávila, que es el zetapé de por aquí, viendo venir la debacle que se le avecina, ha utilizado arteramente la crisis, para cumplir con una doble venganza: contra la oposición del PP en la institución que preside; y contra la oposición interna que sufre en su partido.
La oposición del PP le resultaba incómoda, porque sacaba a la luz su incapacidad de gestión y sus métodos nada democráticos, y con estas medidas ha intentado aniquilarla. De las cinco personas que se dedicaban exclusivamente a la atención de alcaldes y concejales, a trabajar en la proposición de iniciativas, y en la necesaria y constitucional tarea de control del desgobierno de la institución provincial, Ávila ha dejado dos, o sea, ha fulminado al 60%. De su equipo, Ávila elimina a un edil capitalino, Priego, que, al parecer, le incomodaba internamente y que, a tenor de lo que pudimos ver de su flamante y nuevísimo despacho, no tenía mucho de qué ocuparse.
Ávila intenta acallar a la oposición utilizando métodos más típicos del chavismo, para que nadie se entere de que ha aumentado la deuda de la Diputación en un 42% en 2009, situándola en más de 34 millones de euros. Según datos del Ministerio de Economía y Hacienda la Diputación que preside Ávila es la cuarta de España en incremento de la deuda. El aspirante a candidato a la alcaldía conquense, intenta con su cacicada que los ciudadanos no adviertan que es un gobernante manirroto que ha gastado 104 veces más de lo previsto inicialmente, al gastar 31 millones de euros de ahorro de mandatos anteriores, y para ello lo mejor es poner una venda en la boca de la oposición.
Todos estos movimientos se encuadran, no en un intento de reducción del gasto, sino en la desesperación socialista ante el panorama electoral: van a perder el gobierno de España; van a perder el gobierno de Castilla-la Mancha; y no van a recuperar el gobierno local. Ávila tiene datos sobre todo esto, y necesita, pensando en su propio futuro, despejar el campo de posibles minas. A todo ello se une una lucha intensa por la candidatura a la alcaldía, en la que está inmerso, de la A, a la V, todo el socialismo conquense, y de la que ya hemos asistido a escarceos, unos visibles y otros, supongo que no, a cuentas del asunto de los terrenos de RENFE.
Ya hemos visto como actúan las huestes de Zapatero de por aquí. Ya sabemos de sus especiales métodos democráticos. Nosotros, desde el PP, seguiremos, como hasta ahora, trabajando intensamente por Cuenca.
Pedro J. García Hidalgo.
Coordinador de Organización del PP de Cuenca.