Después de leer en El Día de Cuenca las manifestaciones de Eugenio Alfaro, delegado de Educación en la provincia de Cuenca, como respuesta a la noticia que recogía las justas demandas de los padres de alumnos y del Ayuntamiento de Gascueña, cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad respecto a los gravísimos problemas de despoblación que venimos sufriendo en comarcas como la Alcarria conquense, como mínimo se echaría las manos a la cabeza. Pero si además se trata de un tema tan fundamental como es la educación de 15 niños en un pueblo de poco más de 200 habitantes, las reacciones podrían ser variopintas y no precisamente para felicitar a los responsables políticos en esta materia.
A mí particularmente, que conocía y sabía del malestar en los afectados, a pocos días de oír en Cañaveras el repetitivo discurso de lo maravilloso que lo hace todo el Gobierno del presidente Barreda durante la inauguración del aulario del C.R.A. Los Olivos (al que pertenecemos varios pueblos de la zona) por parte de la Sra. consejera de Educación, lo que me ha provocado es rabia, mucha rabia. Resulta que delante de la prensa y de todos los agentes implicados en el aspecto educativo: alumnos, padres, profesores, ayuntamientos..., manifiesta que todo lo que se gaste en educación es poco, pues es invertir en futuro, y todo lo que en una inauguración se suele decir… Pero mira por donde, frente a este problema, que es palpable, real, solucionable en relativamente poco tiempo (si se quiere) tras tres cursos e iniciado uno nuevo, se continúa en la situación precaria y provisional del primero. Podríamos decir aquí el refrán “una cosa es predicar y otra dar trigo”.
Quisiera reproducir literalmente las manifestaciones del Sr. Alfaro:
“ellos quieren que las reformas estén para ya”,
“no comprenden que en la provincia hay otras prioridades”,
“ellos creen que les estamos dilatando el proyecto y engañando y eso no es verdad”,
“tienen una gran impaciencia y no ven más que sus propias necesidades”,
“se están equivocando porque no pueden tener ninguna queja”.
Y para rematar la faena alega “tampoco tienen en cuenta que en Gascueña la inversión media por alumno está por encima de la de Castilla-La Mancha”, que es como decir: ¿Pero de qué os quejáis?
Vamos, que en El Villar, mi pueblo, que sólo tenemos nueve alumnos, estamos pensando en ponerle a una calle el nombre de La Consejería de Educación y Ciencia. Tomen nota los pueblos con escuelas de estas características.
Para finalizar quisiera destacar que en el contexto de una comarca despoblada y despoblándose cada vez más, con muchos pueblos ya sin ningún niño y por tanto sin escuela, de repente llega Gascueña y consigue abrir de nuevo su escuela tras más de 30 años cerrada y además en tres cursos sube la matrícula a los 15 actuales y con perspectivas de seguir aumentando incluso en este mismo curso. ¿No es para que unas autoridades educativas mínimamente sensibles se hubiesen volcado no en una simple ampliación o mejora, sino en la construcción de un nuevo colegio?
Es fundamental para comarcas como las de la provincia de Cuenca hacer una apuesta real e invertir en educación donde se necesite y sea donde sea, pero de verdad, no sólo con discursos grandilocuentes que venden humo y fachada. De nada sirve dictar una Ley de Desarrollo Rural (casi tres años en vigor), si luego no se cumple y falla lo básico: procurar las mejores condiciones para vivir en el medio rural y para que la gente no se marche a vivir a las ciudades con sus hijos. Y la principal y primera condición es la educación.
FRANCISCO JAVIER PARRILLA MORENO
Diputado provincial del PP y alcalde de Villar de Domingo García.