Cuando resulta que parece que por fin vamos a tener reforma laboral, ahora resulta que el PSOE, los sindicatos y todo aquel dispuesto a sacar rédito del debate político, cuestionan de raíz la reforma e incluso amenazan con llevarla al Tribunal Constitucional.
Pero, señores, ¿no estábamos todos bastante de acuerdo en que tenemos un sistema de relaciones laborales que unánimemente, tanto por expertos nacionales e internacionales, se considera como una de las causas principales de ese terrible baldón de 5,4 millones de parados y 50% de paro juvenil, 1,5 millones de familias con todos sus miembros en paro, que, como una losa, nos impide salir adelante y no genera sino tragedias humanas y frustración? ¿Cómo se puede afirmar algo tan peregrino como que el PP tenía ya la reforma laboral pactada antes de las elecciones con la CEOE cuando nos hemos pasado casi dos meses dando nuevos plazos a sindicatos y empresarios para que llegaran a un acuerdo global? El Gobierno ha actuado allí donde los agentes sociales no han sido capaces de hacerlo, con una reforma que al fin desatasca el nudo gordiano de un mercado de trabajo tremendamente rígido y desincentivador, favorecedor de los que tienen derechos adquiridos en contra de los jóvenes y las personas que se han quedado sin trabajo. Ajustar los convenios a las situaciones reales de las empresas, fomentar la contratación y la flexibilidad en el horario de trabajo, crear un contrato que facilite las incorporaciones de jóvenes, ¿es todo eso tan nefando como gritan algunos que quizás se han acostumbrado a sus privilegios, mientras otros están en la calle?
No hay duda de que la prioridad absoluta es crear empleo y que la reforma va en la buena dirección, aunque sus efectos no sean automáticos. Pero junto con las otras reformas estructurales puestas en marcha y las medidas incentivadoras de pymes y emprendedores que seguirán, son las únicas vías para que empecemos a ver la luz más allá del túnel al que nos han conducido ocho años de pasividad de los Gobiernos del señor Zapatero.
José María Beneyto
Catedrático y Diputado Nacional del PP por Cuenca