Los castellano-manchegos decidieron mayoritariamente el pasado 24 de mayo elegir a María Dolores de Cospedal, entre múltiples y variadas opciones, para presidir Castilla-La Mancha, obteniendo el mejor resultado del PP de entre las Comunidades Autónomas que celebraban sus comicios. Esa decisión, que es la esencia de la democracia, no mereció el respeto de PSOE y Podemos que ya tenían un pacto previo y oculto a los ciudadanos, con Bono de padrino. No les importó haber negado tal posibilidad hasta la saciedad, y que se confirmase que se había forjado en cenas privadas donde se negoció el futuro de la región.
Nunca hemos negado la legitimidad de dicho pacto, aunque Page engañó y dijo todo lo contrario, pero empobrece la democracia que este acuerdo se hiciera con ocultación premeditada a los ciudadanos. Lo de después, reuniones, acuerdos, consultas de simpatizantes (que dieron la espalda a tal proceso con su escasísima participación), y la firma ante notario, no fueron más que un paripé en la búsqueda de justificar una decisión ya tomada y contraria a lo dicho a los ciudadanos.
Lejos de tratarse de un pacto de investidura como falsamente mantuvieron Page y Podemos, funcionan como un auténtico bipartito de perdedores bastante cohesionado, que está sorprendiendo a las bases del partido de Pablo Iglesias, que evidencian mayor controversia interna que con el PSOE.
Y es que de lo escrito en los acuerdos ya nadie se acuerda, y lo que sí se constata es el pago de los apoyos mediante sueldos, asesores y un Senador de designación autonómica que no le correspondía a Podemos por ningún cálculo de proporcionalidad.
Hace cuatro años, por culpa de los gobiernos socialistas, encontramos a nuestra región en las peores circunstancias económicas de la historia, y de entre todas las Comunidades Autónomas. Gracias a la Presidenta Cospedal, Castilla-La Mancha recuperó la credibilidad y aparecemos entre las mejor gestionadas según valoración del Tribunal de Cuentas y diversos organismos nacionales e internacionales.
Según el Ministerio de Hacienda a fecha 31 de julio estábamos entre las pocas administraciones autonómicas que no habían superado el objetivo de déficit, cuando con el anterior gobierno socialista fuimos la más incumplidora por mucho.
Y precisamente esto es lo primero que ha intentado destruir Page. Con mentiras y sin aportar un solo documento oficial, ha pretendido atacar la realidad de una gestión impecable y la percepción generalizada de que con Cospedal se puso orden en las cuentas y se había superado una situación catastrófica de impagos generalizados de la Junta socialista de 2011. No le ha importado a Page que ese ataque perjudique a la región y su credibilidad. Había que buscar excusas de mal pagador para empezar a incumplir con todo lo prometido.
La primera ley, y única que se ha tramitado, que ha aprobado el bipartito de Page y Podemos, tenía como objetivo hacerse con la Radio Televisión de Castilla-La Mancha. Debido a que a Page le parecía excesivamente democrático el sistema anterior, alteró las mayorías que obligaban a la negociación, al acuerdo y al consenso para elegir al nuevo Consejo de Administración. Para ello forzó la legalidad y los procedimientos parlamentarios, impidiendo la participación de la oposición y destruyendo un consenso que antes sí habían alcanzado Bono, Barreda y Cospedal.
No había nada más importante ni urgente en la región que cambiar al director del ente. Y eso que en las elecciones se contó a los ciudadanos que estábamos en una situación de emergencia social donde cientos de miles de niños pasaban hambre en verano ante el cierre de comedores escolares. Pues bien, una vez en el poder, y con todo el presupuesto de la Junta a su servicio para hacer las modificaciones necesarias, Page y Podemos decidieron no abrir un solo comedor. Lo mismo sucedió con las camas de los Hospitales, que han sido más las cerradas este verano en alguno de los centros que en años anteriores.
Mucho bueno y nada malo aportaba a nuestra región la Cumbre Internacional del Vino o los Planes Empresa-Empleo para apoyar el empleo que crean nuestras empresas y autónomos, o el Programa de Artes Escénicas donde participaban Ayuntamientos de todo signo político y que han pretendido destruir con el consiguiente escándalo que ha provocado.
Page, que representa la casta política por excelencia durante los 28 años de gobiernos socialistas en Castilla-La Mancha, y no precisamente ajeno a los escándalos como Seseña o el aeropuerto de Ciudad Real, representa una época negra y oscura en la que se pretendió convertir a nuestra región en un auténtico régimen, y Page no quiere consentir que lo mucho bueno conseguido en estos cuatro años de gobierno de la Presidenta Cospedal permanezca.
El sectarismo y el afán destructor de Page hace que se quiera borrar todo aquello que no sea obra de un gobierno socialista. Esa es la razón que inspiran las medidas que destruyen políticas positivas que han conseguido remontar la situación y que ahora se cree empleo y se crezca económicamente.
Page realizó como anuncio estrella en su campaña que, caso de ganar, en el mes de agosto habría un Plan de Empleo que daría trabajo a 60.000 desempleados y que si no, dimitiría. Estamos a mediados de octubre y no tenemos ni Plan de Empleo ni dimisión. Solo anuncios y fotos sin contenido que nos devuelven a épocas pasadas de `fotopactos´ que arruinaron nuestra tierra.
Estos cien días han sido cien días de destrucción, humo y mentiras del perdedor Page, que no ha asumido todavía que es el único presidente que no ha ganado las elecciones.
Francisco Cañizares, portavoz del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes de Castilla-La Mancha