Estaba leyendo la prensa el otro día y observé una noticia cuyo titular era el siguiente: El PSOE reprocha al PP que quiera "boicotear el Plan de Empleo dando consignas a sus alcaldes".
Pues bien, sobre este tema, con el cual ya discrepaba anteriormente pero decidí no dar mi opinión al respecto por cortesía, ahora me veo en la obligación de realizar las siguientes observaciones, ante el uso partidista que se le está dando al mismo.
Se nos ha vendido el Plan de Empleo como “un proyecto estrella” de la Junta de Comunidades, un proyecto del que no voy a discutir el fondo pero sí las formas. Esta acción, que en un principio puede parecer muy loable por parte de Page, esconde un trasfondo que es el que ha venido usando el Partido Socialista siempre: ‘Paga tú que ya invito yo’.
Tal y como se pretende, la mayoría del Plan se pagaría con fondos provenientes de la Unión Europea, de la Diputación y de los ayuntamientos, aportando solamente la Junta un paupérrimo cuatro por ciento del total.
Es en este punto cuando nos preguntamos ¿Quiere el PP boicotear el Plan de Empleo? ¿Nos ha dado el Partido consignas a los alcaldes? Ya adelanto que no. Sirva esto para mencionar que desde el Ayuntamiento de Valera, el cual presido, ya nos hemos adherido a este Plan puesto que para los alcaldes está por delante el interés de nuestros vecinos antes que cualquier cosa.
No obstante se me viene a la mente unas cuestiones que hay que tener en cuenta.
En conclusión, se nos ha vendido como proyecto estrella algo que la Diputación de Cuenca ya realizó el año anterior con buenísimos resultados y con fondos propios. Un Producto en el que la Junta apenas paga nada pero lo hace a su imagen y semejanza y él solito se marca el tanto cuando los demás somos los que haremos el esfuerzo por pagar.
Se podría decir que Page nos quiere invitar a comer a todos paella pero dice los ingredientes que cada uno debe de aportar: la Unión Europea la carne, la Diputación el marisco, los ayuntamientos el arroz y las verduras, y la Junta pondría el paellero y además cocinaría sin preguntarnos a los demás cómo nos gusta el arroz. Pero… ¡qué buena es la Junta, que nos invita a todos a comer, y qué malos son los ayuntamientos y la Diputación, que piden que se les tenga en consideración y puedan tener opinión!