Con asombro y cierto estupor escuchaba este lunes a la consejera de Fomento, Elena de la Cruz, durante su visita al EDAR (Estación depuradora de aguas residuales) de mi pueblo, Castejón, hacer hincapié en que para el Gobierno de García-Page, un correcto tratamiento de las aguas residuales y una buena instalación y posterior funcionamiento de las depuradoras son unos de los ejes prioritarios de acción de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Unas afirmaciones que me dejaban totalmente perpleja porque estos escasos 18 meses de Gobierno socialista han bastado para reafirmarnos en varios aspectos.
El primero de ellos. Desde que el PSOE llegó al Gobierno regional ha habido un tremendo parón en la obra pública de Castilla-La Mancha, entre ellas las relacionadas con depuración y abastecimiento de aguas. Aunque esto, los socialistas que tanto saben de la venta de humo, lo han intentado tapar inaugurando las depuradoras de Villarejo de Fuentes, Huerta de la Obispalía, Villares del Saz y Zafra de Záncara, todas prácticamente ejecutadas al 100 por cien y en funcionamiento gracias a la gestión del anterior Gobierno de Cospedal.
El segundo. Una vez que el Gobierno de Page parece haber salido del letargo, decide retomar las obras de depuradoras de varios municipios de Castilla-la Mancha y de Cuenca. Pero ¡ojo!, curiosamente las de aquellos pueblos con alcaldes socialistas como es el caso de Sisante, Casas de Benítez, Pozoamargo, Santa María de los Llanos, Mota del Cuervo, Arcas y Villar de Olalla. Pero claro, como buenos vendedores de humo, para tapar esta discriminación tan fehaciente, intentan meter en el saco a Montalbanejo y Fuentelespino de Haro, cuando lo que se ha hecho en estas depuradoras durante 2016 es limpiar cuatro hierbas.
Y el tercero (aunque podríamos seguir con más) y el más ridículo. Ya por vender, venden hasta la obra más cotidiana y básica de mantenimiento de depuradoras, algo que entra dentro del funcionamiento normal de una Administración. La consejera viene a mi pueblo a vender que nos da a los ayuntamientos, como el mío, una solución a las sanciones que la Confederación Hidrográfica del Tajo pone a los municipios. Pero no sé si sabrá el Gobierno de Page, que los pueblos pequeños, que son la mayoría en nuestra provincia, no tienen separación de aguas residuales y aguas fluviales, es decir, los ayuntamientos (que son los que mantenemos esas infraestructuras), estamos pagando porque se depuren aguas no contaminadas.
En nuestro caso, la obra ha consistido en la instalación de un decantador-digestor con pozo de bombeo que retiene en un depósito de 18 metros cúbicos los sólidos de entrada que atascan el sistema, un caudalímetroelectromagnético de salida con control remoto para controlar el caudal de vertido, un lecho biológico de 20 metros cúbicos de capacidad y una arqueta de recirculación. Todo ello supuestamente para corregir deficiencias que se presentaban en el tratamiento a consecuencia de las “elevadas cargas contaminantes” de entrada que, según dicen, son a consecuencia de residuos producidos por la actividad ganadera de la población. Algo muy poco probable ya que ninguna de las dos explotaciones de Castejón tiene desagüe y, por lo tanto, no vierte aguas ni residuos al colector. Y encima, la inversión de cerca de 37.000 euros que se ha necesitado para realizar dicha obra no logra alcanzar los cánones del 25% marcados por la Confederación así que… ¡aún podemos ser sancionados!
Por último, y como son muy previsibles las reacciones, quiero recordar que la paralización de muchas obras de depuración y abastecimiento de aguas fue causada única y exclusivamente por el Gobierno socialista de Barreda, ya que los constructores se hartaron de ejecutar obras y no recibir ni un euro por ello. De hecho, cuando el PP llegó al Gobierno de Castilla-La Mancha la situación real superó a cualquier previsión inicial: la Entidad Infraestructuras del Agua de Castilla-La Mancha (IACLM), dependiente de la Consejería de Fomento del anterior Gobierno de Barreda arrastraba una deuda de más de 500 millones de euros, que se hubiera incrementado en unos 100 millones más de haber continuado con la política anterior.
¿Recuerdan esto los dirigentes del PSOE? ¿O acaso han olvidado como cuando el PP llegó al Gobierno los empresarios no estaban precisamente contentos y podemos utilizar el símil (y no tan símil) de que aporreaban nuestras puertas reclamando la deuda que el Gobierno del PSOE les había generado? ¿O quizá no recuerdan que los ayuntamientos estaban realmente preocupados porque pese a haber firmado convenios con el Gobierno socialista para ejecutar y gestionar las depuradoras, nunca les llegaba el dinero o por el contrario tenían que pagar un canon de depuración exorbitado?
Para terminar. Como alcaldesa de un pequeño municipio de 150 habitantes pido al Gobierno de Page desde estas líneas una implicación real con los pueblos de la provincia de Cuenca; pido un mínimo respeto hacia todos aquellos alcaldes o concejales que como yo trabajamos por nuestros pueblos con pasión y dedicación (y obviamente sin remuneración), con independencia de que seamos del PP, del PSOE o de cualquier otra formación; y pido un poco de honestidad por parte de los que nos gobiernan en Castilla-La Mancha, que no nos mientan, que no nos prometan lo que saben que no pueden hacer, que no jueguen con nuestras esperanzas.