En relación al artículo de opinión firmado por Francisco J. Martínez Huerta (ex-concejal del Ayuntamiento de Villaescusa de Haro) y difundido en varios medios de comunicación, considero una manifiesta y consciente falta de respeto a la inteligencia de los lectores este artículo en cuestión por tres motivos fundamentales.
Primero, por comenzar el artículo diciendo "con el final del año nos hemos encontrado una desagradable sorpresa" siendo que los datos económicos que se citan corresponden al mes de diciembre de 2016 (la deuda viva se suele publicar en mayo o junio de cada año).
Segundo, por vender la situación económica del Ayuntamiento mirando tan solo el parámetro de la deuda viva; como si alguien quisiese valorar el estado de un vehículo estudiando una rueda. Para más inri, después de haber estado ocho años de concejal (si no me equivoco) es consciente de que el dato de "deuda viva" es laxo y fluctúa periódicamente (no hay más que ver la gráfica del enlace del artículo para ver las variaciones de los últimos años). Cuando, por ejemplo, se publicó el dato positivo de 2015 con reducción de deuda de 151.000 a 62.000 euros no corrimos a la prensa a publicarlo, como tampoco lo haremos cuando se publiquen los datos del 2017 y sean similares en la drástica reducción.
Y tercero, por hacer un ejercicio de demagogia ejemplar vinculando directamente el dato de deuda viva del Ayuntamiento con el severo y preocupante despoblamiento que está sufriendo nuestro pueblo. Sin esquivar el papel que en el problema juega el Consistorio, supongo entonces que se debería atacar inmisericordemente a casi todos los alcaldes de la provincia "por ahondar en la decadencia que nos están sumiendo" dada la evolución poblacional en la mayoría de los pueblos. Considero personalmente que es un asunto demasiado complejo y sensible como para usarlo de arma arrojadiza con tal desdén.