En la misma cantidad que los ababoles entre los trigales -traigo el símil por el rojo encendido de la flor de la amapola- están naciendo los agoreros a la vista del resultado de las pasadas elecciones.
Extender, e incluso amenazar, con el bulo de que se han acabado o que se van a ralentizar las inversiones de los gobiernos de Barreda y Zapatero en Cuenca por haberse hecho con la alcaldía de la capital el Partido Popular, es hacerles flaco favor a ambos mandatarios, supone reconocer que los dineros de todos, administrados por los políticos socialistas, tienen color, que el yo gobernaré para todos los castellano-manchegos y para todos los españoles, es una falacia. Es darle la razón a Luis María Ansón cuando escribe que "el funcionamiento subterráneo de las subvenciones, el Per, el enchufismo y otras prebendas se han demostrado muy eficaces en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha" Y lo que es peor, menospreciar a los representantes políticos del PSOE conquense.
Tanto Martínez Guijarro como Sahuquillo, velarán por que el bulo no se haga realidad. Ellos son la voz socialista de Cuenca en el gobierno de Barreda y con su presencia y trabajo en el mismo, no aceptarán que quien va diciendo por ahí que por el simple hecho de haber perdido el ayuntamiento capitalino se consentirá que se castigue a Cuenca de una forma totalmente injusta, tenga razón. Estoy convencido de que serán los primeros en exigir a Zapatero la finalización urgente de la autovía a Tarancón, que se acelere la construcción del AVE, que vengan inversiones a la olvidada Cuenca, y a Barreda el cumplimiento de sus promesas electorales, nuevo hospital, dotación económica para trabajar por la obtención de la capitalidad cultural europea, autovías Cuenca-Albacete y Cuenca-Guadalajara.
Y qué decir de Martínez Cenzano, si los agoreros se creen la veracidad de sus vaticinios catastrofistas, flaco favor le hacen, en todas sus declaraciones, el alcalde saliente, ha dicho que su oposición será leal y rigurosa, que pedirá al PP que cumpla las promesas que ha hecho, y aunque no lo ha afirmado, a reglón seguido, le supongo su voluntad de ser igualmente riguroso para con el cumplimiento de las promesas que Barreda ha hecho a los conquenses y a su querida Cuenca.