Hace unos días, el Grupo Popular de la Diputación Provincial de Cuenca denunció la mala imagen y la grave situación por la que atraviesa la recogida selectiva de envases ligeros, papel y cartón en Cuenca, y cuyo máximo responsable es el Consorcio Provincial de Medio Ambiente para la Gestión de Residuos Sólidos Urbanos. La ciudadanía está harta de ver día tras día, y por toda la provincia, espacios y contenedores rebosando de residuos. Y las cantidades recogidas de estos residuos por habitante y año, en comparación con otras ciudades, continúan siendo bajas.
La respuesta del presidente del Consorcio, Juan Ávila, ha sido doble. Ha enviado a los medios un comunicado con una foto de hace dos años en la que aparecen el anterior presidente de la Diputación, el diputado y la concejal de medio ambiente, entre otros, observando como pasmarotes la descarga de contenedores. Creemos que es otra promesa electoral para finales del mes de abril que llegará en forma de lluvia de contenedores y vehículos compactadores, todo para esconder una pésima gestión del Consorcio y de la red de Puntos Limpios.
Durante los últimos veintidós meses el Consorcio podría haber supervisado y optimizado las rutas, incrementando la frecuencia y el número de contenedores en puntos concretos, y atender las demandas de ayuntamientos y ciudadanos. Aumentando el reciclaje, lo hace también la remuneración que el gestor entrega al Consorcio.
Pero eso no es todo. ¿Dónde están las campañas de concienciación: cartelería, folletos, rotulación de camiones, prensa,..?, ¿Dónde las pegatinas informativas en los contenedores?, ¿Dónde la línea 900 de atención a los conquenses para consultas, sugerencias o quejas?, ¿Dónde están los tres puntos limpios móviles para atender a toda la provincia?
Lo realmente grave es que todo es a coste cero para el Consorcio, pues son mejoras que la empresa adjudicataria del servicio de recogida presentó para hacerse con él, al igual que otros medios materiales (vehículos, reposición y limpieza de contenedores, etc.).
Pero no se preocupen, ya sabemos cual será la solución del Sr. Ávila: nombrar inmediatamente un nuevo asesor presidencial.